¿Como nos afecta el material en la concepción de una obra de arte? , ¿Que sentido le damos? y ¿Que recibimos a cambio?.
Parece
ser que en arte todo es un dar y recibir, todo es una comunicación que
va intrínseca en el lenguaje artístico, sin esta reciproquicidad
perdemos un sentido de lo común en los proyectos, ya que las piezas no
solo están hechas para ser experimentadas estéticamente por su creador
si no para establecer relaciones plurales, cómodas o incómodas, pero que
se incrusten en los pequeños recovecos de nuestro ser. Estas
experiencias entienden las piezas como un todo y como un conjunto de
pequeños micromundos, repartidos entre la materia, el intelecto, la
estética, lo social, el lenguaje y lo formal. Seguramente me dejo muchos
otros que son piezas claves para entender la verdad de la pieza en si.
Y, ¿Cual es esta verdad? , donde esta ese sentido de realidad que nos
hace pertenecer a ese grupo o serie?. Ese grupo o serie de piezas que
plasman verdaderamente lo que tu pides a la creación, donde se conjuga
todo, donde todas las piezas del puzzle se encajan y no parece faltar
ninguna, esa decisión del SI, tan valiente y tan imprescindible en
cuanto queremos sociavilizar nuestro trabajo, nuestra serie, nuestra
obra. Un SI que parte de un desconcierto, que parte de una desunión, que
camina por una puesta en escena, camina por el intelecto y atraviesa el
sentido, buscando síntomas de pasión, para poder llegar al SI,ese si
que nos desespera, que anhelamos y nos da la mayor de las alegrías
cuando llega.
Ese
es un proceso creativo, ese que no puede ser si no que se arrancar de
las entrañas, un proceso donde todo vale y nada es aleatorio, cada pieza
forma parte de un todo, y el todo es un conjunto de pequeñas anécdotas.
Pero
hemos venido ha hablar de la materia, esa materia que esta en toda
obra, en toda naturaleza incluso en toda idea. Pero que es la materia?
En tiempos de Horacio no había duda que la materia era lo que no
trascendía a lo divino, lo tangible,lo idollátrico:
" hubo
un tiempo en que yo era el tronco de una higuera silvestre, un leño sin
utilidad, cuando un carpintero, después de dudar entre convertirme en
un retrete o en un Príapo, decidió darme forma de un dios. Así, ahora
soy el que más espanta a ladrones y pájaros".
Este
pasaje nos lleva a la idea de la transformación, a lo transformativo,
pasamos de un tronco a un Dios y todos entendemos el mensaje, todos
daríamos distinto respeto a sus dos usos. En este pasaje nos enseña la
importancia de la materia y de lo que mas a delante nosotros
reconoceremos como obras que forman parte de nuestro imaginario, estas
no quedaron en su lugar de origen, si no que se manipularon para
acompañarnos toda nuestra vida, esa materia que tantas veces hemos
tocado y que tantas otras se nos ha prohibido por el hecho de haber una
manipulación humana anterior, hecha con gran destreza y habilidad, bajo
las premisas de la belleza y la funcionalidad, una manera de poder leer
el mundo.
La
materia impregna las piezas y les da sentido trascendental, o las
castiga para siempre sin dejarles ser mas que eso, materia. Pero es
necesaria esa materia para completar nuestra idea? ¿Es la materia lo que
buscamos o el material?.
La
materia nos lleva a dudas sobre las ideas y el posicionamiento ante el
arte. La materia nos condiciona y nos hace ser esclavos de lo que acaba,
de lo tangible. La materia nos une con el lenguaje, con el público y
con lo social. No es ella la que nos busca si no somos nosotras que nos
aferramos a sus caprichos, a sus virtudes a sus maneras de entender el
arte.
Es
el material que nos ayuda a sentirnos mas libres en nuestra hazaña, el
material como decisión propia, como sentido, como absoluto. El material
nos ayuda a condicionar nuestras obras y dirigirlas hacia donde queremos
que estén englobadas, les hará pertenecer a un grupo a una élite, a una
necesidad personal y colectiva. Este material determinará su forma y
será el inicio de una sabia amistad, entre el que lo hace, el que lo
siente y el que lo mira.
El
material nos habla de su origen, de su etnia, de su geografía, nos
enseña sus heridas y se manifiesta en favor de su condición. Es
impensable que el material no nos manipule también, es impensable que el
material no hable por si solo, y cada material tiene un lenguaje
propio, es nuestro problema entenderlo o no. Es el artista que decide
utilizar el material y darle forma y es el material el que va a
perseguirle, va ha hablar solo,sin el artista¿ es esto bueno?¿ o
deberíamos valorarlo?. Claro. Es el artista el que asume las
consecuencias y por ello el que toma las decisiones, y el material
habla, pero tiene que hacerlo en el mismo lenguaje que el artista, un
lenguaje común,un lenguaje que mas adelante no chirríe y que sea
decidido a unísono. Hacer la revolución a través del material?, ¿ O el
material como revolución?, como ya muchos antes lo han hecho, seguir con
insistencia en ese lenguaje tan rico que nos dan los materiales y nos
unen con la realidad, y nos definen como artistas. Escuchar todos sus
gritos y saber interpretarlos. ¿Barreras?, no, opciones.
No
podemos olvidar el concepto de vacío, la no presencia de la materia,
como materia y como material. Un vacío que nos dibuja y nos compone, una
no presencia de lo material, que representa unos de los materiales mas
importantes en nuestra creación. No hay que tenerle miedo, ni hay que
tratarla como consecuencia, si no que habla, con el mismo lenguaje que
el material, habla y hay que saber escucharlo, para darle forma y
sentido. No nos vence, nos define.
Nota sobre Tiranía Estética, la antijoya
¿Y
que es esto de la tiranía estética? Parece ser que hay que jugar a
tiranizar con algo tan sutil o gigante como la estética. Tan sutil en el
modo de contemplación, en el modo filosófico de la palabra en lo que la
experiencia estética nos empuja a la creación y al pensamiento, a poner
en duda forma y materia de nuestro trabajo. Una estética que hace
referencia a nuestra cultura, a nuestra manera de mirar y de entender, a
nuestro intelecto y nuestra condición europeocentrista. Y tan gigante,
como la malentendida estética=belleza. Una estética perversa que anula
los sentidos de realidad, lo bello, lo feo y lo otro, y que sin previo
aviso se come todo lo que le apetece y necesita y lo mezcla, anulando
matices y globalizandolo todo junto, ya no hay diferencias, las
diferencias son dudas y las dudas son nuevas metas del pensamiento.
Pero
esta estética no es tan lista, hemos encontrado sus delirios, sus
debilidades y atacaremos ante estos. Convertiremos esa estética tirana
en belleza estética, la que entendemos en la contemporaneidad. Una
belleza que puede partir del absurdo, de lo feo, del no, del vacío o de
cualquier lugar que no pertenezca al círculo(Gerorge Dickie). Una
estética que comparta las decisiones con el artista, que no las delimite
ni las condicione, unas decisiones que forman parte del mundo de las
ideas y no de los complejos ( referiendome a complejos artísticos, no
estéticos).
Hay
que tomar referentes, y saber que es lo que queremos decir, hay que ser
decididos y dejar los miedos o escupirlos de la formas mas abrupta y
esos miedos mezclarlos con lenguaje y vincularlos para que sumen, no
para que nos coman, para que sumen en la obra del artista y en el
lenguaje con el otro. El otro, un otro que podemos ser nosotros, un otro
al que transformamos y limitamos, o facilitamos su movimiento, o
dirigimos o contemplamos o obligamos o embellecemos. Un otro que seremos
todos, porque parte de un pensamiento común, de un ideario colectivo.
Llegados
a este punto, que es lo importante para decidir con que tiranizamos,
hay palabras clave: cuerpo, materia, material, transformación, vacío...
Vanessa H.
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